viernes, 14 de febrero de 2020

Ítaca VIII: La promesa

Me tardé un poco en volver a escribir, 7 meses, ¡lo siento! Me hubiese gustado poder escribir antes, pero francamente no tenía la energía. Han sido meses muy duros, de zozobra, de sentimientos y emociones extremas.


19 de noviembre del 2010

Unos días antes entré en calma y angustia, emociones opuestas, ¡lo sé!. Pasaba la mañana, tarde y noche sentada frente al computador en la cocina escuchando música, viendo vídeos, a punta de café luciendo "homeless". Ni siquiera sabía qué día era solo sabía que el día de su partida estaba próximo, pasé esos días pensando cómo abordar el tema de la despedida con mi hermano menor, me preguntaba cómo lo estaría afrontando, cómo se sentiría. Y así fue que el 18 de noviembre me dije: "le tengo que decir que se despida" pero esa noche vi su carita al llegar a casa y, literal, sentí que si le decía algo lo iba a "romper".
Fui a ver a mamá a su cuarto y le dije: "no sé qué más prometerte, ma, ni sobre qué ya pedirte perdón, ya te pedí perdón hasta por los tapers que nunca te traje de vuelta a casa"  (mamá que no se achora por sus tapers no es mamá) y se me ocurrió que me faltaba lo más importante, ¡cómo no se me ocurrió antes! es algo que ella profesaba con el puro ejemplo, algo con lo que crecí:


El amor y unión incondicional que debe haber entre hermanos.
La hermandad Hidalgo es un amor supremo, son como mosketeros. 

Y le dije: "Mamita preciosa, te prometo que nunca me voy a dejar de lado a mi hermano, estaremos unidos siempre. Nos vamos a cuidar, aún estando molestos el uno con el otro, te lo juro", y la llené de besos, besé toda su carita, sentí su piel cálida y suave. Aún la siento en mis labios. Son los besos más dulces que le he dado a alguien, un tesoro para mi memoria.
Esa noche fue larga aunque dormí pocas horas, me desperté casi a las 8 de la mañana, debía pedir el oxígeno para mi mamá, estaba por acabarse la carga. Luego Yoselin, una de las enfermeras de mi mamá, me llamó al cuarto, me comentó que la saturación había caído a pesar del oxígeno. En ese momento lo supe, llamé nuevamente a la empresa que nos proveía oxígeno, en un intento inútil por sentirme útil, porque no demorarían, solo lo hice por tener algo que hacer. Yoselin me llamó nuevamente, volví al cuarto, mientras estaba movilizándola, se había puesto mal, mamá tenía la respiración muy agitada e irregular,  me desesperé moví sus almohadas para acomodarla bien, pero tanta era mi desesperación que le pedí a Yoselin que lo haga. Escuché que tocaban la puerta, salí apresurada a abrir, pero no había nadie, entre en crisis. El llamado de Yoselin me volvió a tierra, corrí al cuarto, alcancé a coger su manita entre las mías, la besé y abracé, y sentí de pronto que su manita pesaba más, perdió color, tal cual leí tantas veces en novelas, fue tal cual. Cogí el medidor de saturación, no marcaba NADA, me lo puse marcaba 98 de saturación, se lo volví a poner, NADA. y en ese momento fue real.
Temblé, grité, bramé de forma desgarradora, mis hijos (Napo y Lupita) se asustaron, entraban y salían del cuarto. ¿Qué hacer? ¿qué sigue? Lo primero que hice fue llamar a mi hermano, "Álvaro, cuchi, mamá se acaba de ir", "¿Qué, Clau?", "mamá falleció, murió mamá", hubo silencio y lloramos. Luego llamé a mi papá y a mi tía Marle.

Al llegar a casa mi hermano y yo nos abrazamos, nos pedimos perdón y prometimos estar unidos, resulta que le hicimos la misma promesa, yo en la noche y él en la madrugada.

Hasta en tu partida nos diste una lección de amor. Eres maravillosa Elena, espléndida, grandiosa.
El regalo más grande que me diste es Álvaro, un hermanito, gracias. 

Descansa en paz, preciosa. Te amo, y tu amor por nosotros es tan, pero tan grande que te siento en todas partes, siento un manto de amor y protección, y aunque te extraño muchísimo, sé que siempre estás conmigo, vives en mi, estás en cada uno de mis actos y pensamientos.
Comprendo, sé, que has trascendido, ya no sufres más y eso me hace feliz, porque descansas....AUNQUE si me ves desde algún lado sé que te matas de la risa, otras te hago renegar y seguro me harías bullying.