jueves, 18 de abril de 2019

Ítaca V: No es un recuerdo tampoco un cuento, es un poco de historia.

... Ítaca te ha dado un viaje hermoso...

Jueves Santo, hace años que no pienso en un jueves.. Santo... Y de pronto no sé porque me encuentro en Huánuco, en la puerta de la casa de mi mamá Fili, con la camioneta encendida y la mitad de las cosas adentro, mi mamá nos apura "chicos, ya vamos para la chacra, el último es un burro. Mami no te olvides de los huevos y de tu casaca que en la noche hará frío. Apura a tus primos", es algo que ella podría decir, no recuerdo exactamente los diálogos, pero iban por ahí, algún chiste, un poquito de cariño con preocupación (con el lleva tu casaca) todos una vez subidos en la camioneta emprenderíamos rumbo hacia Tomayquichua para visitar a la tía Herly, al tío Toto, y a nuestros primos, Mayo, Cucho y Pepe. Al llegar a la plaza del pueblo la parada obligada sería la bodega de Don Manuel, para comprar gaseosas y algunos dulces, ella nos engreía, pero eso sí "no se depreda, se come, y no mucho que luego se les quita el hambre para el almuerzo", entre bromas y risas subiríamos nuevamente a a camioneta y en menos de 5 minutos ya nos encontraríamos abriendo el portón y corriendo para saludar a las vacas, gallinas, a cuanto animalito esté en el camino y al llegar a la casa de los tíos.. A ellos. Tía Herly ya estaría presta para preguntar si queremos algo de tomar o de comer, y entre gritos y alegría, se podría escuchar un "Elenita, qué bueno que nos vengan a visitar, ¿con cuántos has venido esta vez?", preguntaría cuántos porque entre tanto chicuelo gritón no se podría ni contar cuántos somos, Erick, Noelia, Álvaro, Romina, Eli, Vica, Joshe, Carlo, Claudia, Julia, Camila y Luciana... Un montón, por ahí quizás Catalina y Alejandro, ellos en un futuro, que es pasado ya, se sumaron cuando fueron a vivir a Huánuco, todos juntos y revueltos, pero juntos con ella, siempre en las vacaciones especialmente.
No importan los tiempos, todos se mezclan, porque no es un recuerdo tampoco un cuento, es un poco de la historia de nuestras vidas junto a ti, mamá.

Para ti, preciosa madre mía que inundas mis recuerdos y pensamientos. Te amo al infinito y más allá.

Tu Clau.












miércoles, 17 de abril de 2019

Ítaca IV: Sucesos, recursos y riquezas


...y que viejo al fin arribes a la isla
Rico por todas las ganancias de tu viaje...

Para sobrellevar toda serie de eventos desafortunados solo hay que tratar de encontrar la enseñanza para poder sobrellevar lo que sea que suceda y levantarse a como dé lugar.  

Sucesos: tristes, alegres, memorables, los que quieras.
Recursos: ¡los que tengas, todo vale!
Riquezas: el aprendizaje, las lecciones, las gracias prontas o tardías, porque a veces lo que quieres no es lo que obtendrás, pero será lo mejor para ti.

A mediados de agosto del año pasado me sentía desolada y rabiosa, los días eran muy difíciles, todos una montaña rusa, era fácil pasar del ensimismamiento a la sensación de que lo iba a poder todo, "tengo que poderlo todo" me repetía, "las procesiones se llevan por dentro, yo puedo con todo", sufría la pérdida inminente de mi mamá, me costaba mucho expresar lo que sentía, no me permitía ser vulnerable, "¿llorar? ¿qué es eso? Yo no quiero llorar, quiero que me digas cómo sobreponerme, cómo continuar, ¡no vengo a llorar contigo!" le decía a mi psicóloga. En el fondo sabía que no estaba bien actuar así, me hacía más daño a mí misma, eso no me conducía a la armonía, eso era pelear contra mí y contra el mundo.

Una pérdida que resultó en una ganancia me llevó a tomar acciones de las que he obtenido muchas riquezas. En un paseo por un centro comercial encontré un taller-libro de Ho'Oponopono, ya había escuchado de esta técnica que tiene detrás toda una gran filosofía, pero no la había puesto en práctica, no sabía por donde empezar, solo tenía una oración que no lograba comprender, "lucky me!" encontré este libro-taller que me muestra a través de tarjetas y un librito guía como irlo practicando, aquel día también encontré una colección del HBR sobre inteligencia emocional (Resiliencia, Felicidad, Mindfulness y Empatía) y Jaque mate al amor de Rosa María Cifuentes (luego me compré su colección entera, 100% recomendada). Para reponerme le eché mano al Ho'Oponopono, a los podcasts de Martha Debayle (quien me conozca sabe que admiro muchísimo a esta mujer), a los libros que compré, a mi psicóloga, a la respiración consciente, a libros de inteligencia emocional, a familia y amigos. Me valí de todo lo que tenía, utilicé todos mis recursos de la manera más eficiente que pude para reponerme, pude volver a cocinar los domingos, alegre, cantando... hasta que...!

Hasta que "todo se juntó" como solemos decir, o "when it rains it pours" (cuando llueve diluvia), que hace referencia a que cuanto nos sucede algo malo, vienen más cosas malas por añadidura. Maltrataron a mi mamá. Ella, tan bella y de tan gran corazón, intentó arreglarlo sola, estuvo a merced de su enfermera de confianza, intentó hacerla reflexionar, preguntarle porqué había cambiado su actitud y maneras hacia ella, "Señora XXXX antes usted era buena conmigo, ¿qué ha pasado?, ¿por qué ha cambiado conmigo?", eso fue lo que me contó que le había dicho. De lo sucedido me enteré cuando esta persona ya no trabajaba más en casa, sentí una impotencia tal que no puedo describir, le confié mi mayor tesoro, a mi madre, sentí pena porque mi mamá tuvo que soportar malos tratos por quien sabe cuánto tiempo, la señora le llegó a dar inclusive morfina para doparla, cuando estaba despierta daba alaridos de dolor, la enfermera alegaba que eran dolores propios de la enfermedad de mi mamá. Yo no podía dormir bien, despertaba con su llanto y dormía con su llanto (cuando lograba dormir), pasé muchas noches sin dormir, velando su sueño, a veces dormía con ella otras en mi cuarto. No sé cómo se nos escapó el darnos cuenta de lo que sucedía bajo nuestro propio techo. Una persona muy querida me dijo: "aquellos que maltraten a niños, a ancianos, a enfermos o desvalidos se condenan", no le deseo mal a esa persona, pero si me entristece, me llena de impotencia y rabia el que mi mamá tenga que pasar por esta terrible enfermedad y todo lo que conlleva. El GBM4 se llevó su voz, sus ojitos vivaces, su risa, su vitalidad, su cuerpazo (le encantaba ir al gimnasio y ejercitarse), sus sabios consejos, su picardía, su ternura de niña engreída, sus ganas de comerse la vida, de dar vida siendo tan ella. Es injusto.

¿Cómo confiar nuevamente? Nos llegó una niña de luz, Kerly es eso para mi, ella es una de las enfermeras que cuida ahora de mi tesoro, la cuida tal y como yo haría, inclusive mejor. Le cuenta cuentos, historias, ahora que perdió la vista le "muestra" fotos a través de sus palabras cariñosas, le habla con una dulzura propia de un ángel, la hace escuchar música, le comenta de su día. Kerly logró conocer a mi mamá cuando aún podía hablar, comer, contar chistes, engreírse, y más; me enternece el cariño tan grande que le profesa (es la palabra correcta) a mi mamá. Dentro de todo este infierno, ella es un rayazo de esperanza, ella es la prueba viviente de que Dios (o cómo quieran llamarlo) existe, dentro de la adversidad siempre, siempre hay luz, siempre hay ángeles que Él nos manda. Kerly no solo "salva" a mi mamá, también a mi familia, cada día.

Como en una película que vi hace poco, Milagros del Cielo, estos suceden cuando menos lo esperamos y más lo necesitamos, pero hay que echarle una manito, ayúdate que te ayudaré. Puedes aplicar las 3 Ps, me ha resultado: PACIENCIA, PRUDENCIA, PERSERVERANCIA. Ha levantarse a como dé lugar, no hay opción.


Gracias, gracias, gracias.

Claudia.







jueves, 4 de abril de 2019

Ítaca III - Próximo viaje: La eternidad

Ítaca de ti no se ha burlado
Convertido en tan sabio y con tanta experiencia
ya habrás comprendido el significado de Las Ítacas

La vida, las circunstancias, Dios, la Pachamama, la energía circundante, cómo quieras llamarlo, no se ha burlado de ti, te estás volviendo sabio y con tanta experiencia, que poco a poco irás comprendiendo el significado de TUS ÍTACAS.

Meses atrás me encontraba pasando por una situación complicada, por decirlo de alguna manera, en realidad no hay palabras para describir lo que pasé esos días, a los que se suman meses y años. 
Por quien sabe qué "ene" vez me anunciaban la inminente muerte de mi madre. Su médico me llamó y dijo: "preparen los documentos, tengan listos los teléfonos de la funeraria. A tu mamá le quedan horas de vida, con suerte unos días más, tienes que ser fuerte, ya ha sufrido mucho, es hora de dejarla ir". En ese momento me encontraba haciendo compras para año nuevo, tenía pagada la toalla, un par de prendas, me faltaba el sleeping bag, y me sobraba la emoción de pasar mi primer campamento en la playa con gente a la que adoro. No puedo decir que se me vino el mundo encima en ese momento, de hecho no comprendía bien lo que el Dr. Flores me decía, ¿horas de vida?, ¿funeraria?, ¿documentos?, ¿cuáles son?, ¡¿ser fuerte?!, y es que no sé ser otra cosa que no ser fuerte. ¡Todos estos años han sido iguales, respirar profundamente, contener las lágrimas, el llanto, el grito, que no se corra el maquillaje, ponerme derecha, levantar el mentón y caminar con paso firme! Esa soy yo, esa era yo... esa volveré a ser. 

No fui al campamento, mis amigos lo entendieron, de hecho aplazaron la partida y hasta acortaron los días de permanencia. ¿Por qué comento esto? porque en esos momentos se valora a quienes están a tu lado, quienes te sostienen, te llaman, te preguntan, se interesan. Una noche fuimos a cenar con mi hermano y algunos de ellos, hubo conversación y silencios respetuosos, pero sobretodo compañía, mi corazón encontró un poco de calma. 

Mi papá me habló claro y me pidió que me despida de ella, así que una de esas noches le pedí a Kerly que me deje a solas con ella y le dije "Te amo, mamá ...estoy lista para que te vayas, ya es hora, ya descansa mamá, has hecho cuanto has podido por nosotros, por mí. Gracias por todo lo que has hecho y has sido para mí. No quiero que pienses que quiero que no estés, sólo no quiero que sufras, recordaré tus ojos grandes, tu sonrisa, tu risa, tus curvazas, tus bromas rojas, tus ocurrencias, tus caricias, tus cucharonazos, tus silencios de castigo que luego me hacían suplicarte perdón por haberte ofendido. Te prometo recordar nuestros mejores momentos, esos incluyen los días que me pedías un marciano o pollo a la brasa y que hiciese entrar a como de lugar lo que me pedías al hospital, ¡en qué aprietos me metías!. Mamá, perdóname las ofensas, las veces que me negué a seguir tus órdenes y pedidos, perdóname por no haber estado cuando me necesitabas, perdóname por haber sido egoísta e inmadura. Mamá he aprendido, soy una mejor persona, puedes irte en paz, ya no soy una niña, soy una mujer, prometo seguir tu ejemplo siempre, recordarte y honrarte".

Pasaron las horas y pasaron los días, ella se recuperó una vez más. No conozco a una persona más fuerte y valiente que ella. Yo no me sentí fuerte, cuando se recuperó me desmoroné, me hice trizas, de la Claudia super fuerte, de pasos firmes no quedaba casi ni su sombra, lloraba y daba gritos ahogados, todos los días. Le preguntaba a Él porqué hacía esto, por qué no se la llevaba si es que ya estaba sufriendo, le decía "no es justo, ¡para ya! No es justo para ella ni para mi ni para nadie que la ame, ya hemos resistido lo suficiente, ¿hasta qué punto debemos llegar?, ¡¿qué estás haciendo?!". Uno de los domingos que fui a misa conocí a una señora, su nombre es Dalila, conversamos unos treinta minutos de su mamá, de mi mamá, me dijo: "ella todavía tiene un pendiente, le falta tocar seguramente la vida de alguien más, aún no ha terminado su misión, tú estás bien pero le debe faltar cambiarle la vida a alguien más". Me quedé más tranquila porque alguien reafirmaba lo que pensaba y oré, le pedí a Dios que se la lleve cuándo el lo decida, cuando sea el momento. Ella está en tus manos. 

Con amor para ti, mamá. 
Tu niña que ya es una mujer y te ama muchísimo. 

Claudia.